Por qué trabajar con las familias
- carmenbravo9
- 16 oct 2015
- 2 Min. de lectura
Trabajar con las familias ha sido sin duda una constante en la actividad de los profesionales del ámbito de la atención temprana desde su inicio en nuestro país hace ya algunas décadas. Por un lado la definición que se da de atención temprana en el Libro Blanco de la Atención Temprana (VV.AA., 2000) sitúa a la familia en el foco de atención, como no podría ser de otra manera. Por otro lado, el informe Intervención temprana en Europa. Tendencias en 17 países europeos (Soriano, 1999) incluye el trabajo con las familias como un componente básico del marco de referencia de la actuación profesional
Es por ello que parece oportuno insistir de nuevo en la importancia y trascendencia del trabajo con las familias desde una perspectiva orientada al progreso y a la calidad de vida de las familias con algún hijo o hija con dificultades en su desarrollo.
Por qué trabajar con las familias
El niño desde el momento del nacimiento, no está solo, está rodeado de unas personas y unos objetos que éstas han seleccionado, participando en una serie de actividades que han organizado quienes le atienden, su madre, su padre, sus hermanos, sus abuelos. Los miembros de su familia le hablan, le alimentan, le bañan, le cambian los pañales, le sacan a pasear y le hacen reír. Es decir, desde el principio participa en actividades sociales que forman parte de la cultura de su entorno.
Desde hace ya más de tres décadas se ha producido un reconocimiento gradual de la naturaleza social y cultural del desarrollo humano (Bronfenbrenner 1987; Bruner, 1977, 1997; Cole, 1999; Coll, 2001; Rogoff, 1993, 1998; Tomasello , 1999; Tomasello y Slobin , 2005; Wertsch , 1993, entre otros). Pese a las diferencias existentes en sus puntos de vista, estos autores, siguiendo los postulados vygotskianos, coinciden en entender el desarrollo humano como una actividad social en la que los niños participan desde que nacen de forma activa, de acuerdo con sus competencias y con la ayuda de los adultos o de compañeros más experimentados. Gracias a las actividades sociales en las que participan los niños desde que nacen, se desarrollan todas sus capacidades, sin que ello signifique subestimar el peso que tiene la herencia genética.
¿Y por qué la familia? Como señala recientemente Dunst (2004), es importante que las familias participen, es necesario ayudarles también a ellas a modificar, adquirir, cambiar, mejorar, ajustar algunas pautas o estrategias de interacción que despliegan en sus casas durante las actividades diarias de juego, alimentación o baño, para que el trabajo de atención temprana pueda considerarse completo
Es importante que si desde el primer momento se plantea el proceso como un camino que hay que recorrer conjuntamente, en el que las aportaciones de profesionales, familia y comunidad son complementarias pero igual de importantes, esta “cultura” del trabajo conjunto y en colaboración irá calando en nuestros centros y escuelas, y los resultados serán más satisfactorios para todos.
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